Santo Domingo.– Con el “corazón en la maleta” y llena de sueños, hace 20 años Diosmary Reynoso dejó República Dominicana para emigrar a los Estados Unidos en busca del sueño americano.
La dominicana partió con el deseo de reunirse con su esposo, quien trabajaba para una línea aérea.
Graduada en mercadotecnia y con una maestría en negocios, al llegar a Estados Unidos, como muchos inmigrantes, tuvo que desempeñar trabajos diferentes a su área de formación, desde cuidar niños y trabajar como bartender en restaurantes hasta ser camarera.
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“Imagínate, no sabía nada de tragos, pero aprendí”, recuerda con una sonrisa.
Reynoso relata que la primera barrera que un inmigrante debe superar es el idioma.
“Al principio fue difícil, pero me dije: si otros pueden, ¿por qué yo no?”.
Se propuso aprender una palabra nueva cada día y, en sus trabajos, elaboraba un pequeño diccionario con los términos más comunes del área.
Aunque las personas creían que hablaba inglés con fluidez, la realidad es que se las ingenió para comunicarse y mejorar poco a poco.
A pesar de dedicarse a oficios distintos a los que soñaba, siempre tuvo claro que quería lograr más. Se capacitó y, con esfuerzo, hoy es notaria.
Con un deseo ferviente de destacar, Reynoso decidió no ser “una latina más” y comprendió la importancia de aprender, no solo el idioma, sino también la cultura estadounidense.
Explica que muchos inmigrantes conservan las costumbres de su país sin entender que adaptarse a las normas del país que los acoge es fundamental.
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“No te despojes de tus valores, pero adáptate”, aconseja.
“Me propuse no ser una más del montón”, recuerda. Todos los días visitaba las bibliotecas, un recurso gratuito que muchos no aprovechan.
Entre risas, comenta que los estadounidenses suelen apoyar a quienes muestran empeño por salir adelante.
«Entre las huellas de Ana»
Hoy, Diosmary Reynoso es directora de operaciones del Centro Tepeyac en Washington, una fundación que ayuda a mujeres inmigrantes a integrarse en la sociedad estadounidense y al mercado laboral.
De tantas historias de resiliencia que ha conocido, nació el libro «Entre las huellas de Ana».
La obra narra la experiencia de una joven migrante que cruzó a pie la frontera entre México y Estados Unidos y fue abusada sexualmente durante esa travesía.
De aquel trágico incidente, Ana (nombre ficticio) quedó embarazada y enfrentó la difícil decisión de lamentarse por lo sucedido o seguir adelante.
El libro, que se convirtió en un best seller, relata la historia de superación de miles de mujeres inmigrantes que, a pesar de los golpes de la vida, logran sacudirse el polvo y romper las cadenas que las atan, alcanzando así sus metas.
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