El Comité Olímpico Dominicano está a punto de cometer el error del siglo en las elecciones de Esgrima. Su presidente, Garibaldy Bautista, siempre sostuvo que el rol del COD, sería simple y llanamente de observador. Ahora han surgido de ultratumba, algunos miembros de COD, que buscan empañar la gestión de Garibaldy, enarbolando la tesis fallida de que lo ideal sería que no aspiraran a la presidencia de esa federación: Luis Ciprián, Junior Arias Noboa y Gilberto Soriano.
El COD no puede arrogarse derechos que no le corresponden y mucho menos, conculcar derechos adquiridos. Sería un error infantil, que yo sé que mi amigo Neftalí Santana, asesor legal del COD, jamás lo permitiría. De persistir la idea de exclusión de los actores principales, de seguro que vendrán implicaciones judiciales y la gestión de Garibaldy Bautista se verá muy afectada. Pienso que cualquier objeción a quienes aspiran a dirigir la federación de esgrima, debe fundamentarse en los estatutos de la misma federación de esgrima.
Si ninguno de ellos los viola, lo atinado es que todos participen en igualdad de condiciones y el que resulte presidente, que tenga el mandato expreso de resolver todas las falencias que sabemos existen en las asociaciones de esgrima, pero hay que poner en marcha esa entidad por el bien de los atletas y de los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 2026.
La situación es tan delicada, que una de mis infalibles fuentes, me aseguró que el secretario general del Comité Olímpico Dominicano, Luis Chanlatte, impugnará al actual presidente de Esgrima, Luis Ciprián, y fue más lejos el también presidente de Wushu, manifestó que lo impugnará en cualquier cargo que se presente para las elecciones. ¿Me va a desmentir Chanlatte? Claro que no.
Él sabe que yo no invento.
El signo más palpable de la ignorancia, es creer sabérselas todas. Y eso está ocurriendo con algunos de los aspirantes. Ya debieron haber conformado una plancha unitaria o pactar en base a un programa de trabajo con sus atletas con miras a los Juegos del 2026. Ignoran quizás, que la historia de la humanidad, ha sido la capacidad de hacer grandes acuerdos.
Lenín acordó regresar a Rusia en 1917 en un tren alemán. León Trotski firmó el tratado de paz Brest-Litovsk en 1918 para sacar a Rusia de la guerra y finalmente la triste expresión de Bolívar en sus días aciagos: ‘’ Debí ponerme de acuerdo con Santander.’’
Por: Ramón Rodríguez
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