SANTIAGO.- La Arquidiócesis de la Iglesia Católica afirmó que la comunidad dominicana en el exterior se ha convertido en una verdadera columna para el sostenimiento y fortaleza de nuestra economía, por lo cual cada vez más debemos agradecer las remesas que envían mensualmente a la República Dominicana.
“El ejemplo de esta solidaridad y entrega la vemos al conocer que según el Banco Central, las remesas recibidas en los primeros ocho meses de este año, suman 7 mil 112.5 millones de dólares”, expresa la nota editorial del semanario nacional católico Camino bajo el título de “El corazón está en su Patria”, y que circulará en todas las parroquias del país a partir de este próximo domingo 22 de los corrientes.
Indica que a los inmigrantes que conviven con dominicanos en Estados Unidos, y otras naciones, les causa asombro ver que los hijos de esta patria amada la llevan en el corazón como una madre, y que si pudieran venir cada semana a visitar sus familiares, lo harían.
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“No sucede así con otros inmigrantes procedentes de países latinoamericanos y otras partes del mundo, ya que ellos se van desarraigando de su familia y cultura, y pueden durar muchos años para volver y algunos no regresan”, sostiene Camino.
Señala que al parecer como los dominicanos somos isleños y procedemos de núcleos familiares muy fuertes, además de los valores que sembraron nuestros padres, nos ata a nuestra tierra para siempre.
Resalta el vocero escrito de la Iglesia Católica, que esos valores de solidaridad, preocuparse por el que sufre, el amor y entrega a nuestros padres, son pilares que han ido resistiendo las tempestades del individualismo que azota a otras sociedades que los han acogido.
“Esto explica que nuestros hermanos que un día partieron hacia otras latitudes con el corazón lleno de nostalgia, en busca de un mejor destino, no olvidan a los que dejaron en su bella tierra quisqueyana”, puntualiza Camino.
Precisa que en Estados Unidos, España y otros países, los dominicanos se desviven llevando dos y hasta tres jornadas de trabajo, para enviar cada mes las remesas que alivian la pesada carga de los que un día dejaron aquí, y que pasan por momentos muy difíciles, cuando llega una enfermedad, o cuando se necesita reparar el techo que los cobija y el mantenimiento diario del hogar.
Se pregunta cómo estarían viviendo tantas familias dominicanas sin las remesas que reciben cada mes de sus parientes residentes en el extranjero.
“Expresemos nuestra gratitud y reconocimiento a estos hombres y mujeres, con un trato cada vez mejor hacia ellos, aquí y allá”, concluye Camino.